Me imagino los diálogos de cada etapa de implementación del ascensor en el edificio.
Los fabricantes de ascensores:
Ernesto: “ya vendimos otro ascensor… ponele la chapa y entregalo!”
Claudio: “qué chapa?”
Ernesto: “la del peso, boludo!”
Claudio: “cuánto le pongo?”
Ernesto: “no dice el manual?”
Claudio: “está en alemán!”
Ernesto: “metele la de 4 personas y 320 kg… ya fue!”
Claudio: “listo pa!
Los de la municipalidad cuando aprobaron la instalación del ascensor en el edificio:
Oscar: “qué chapa le ponemo’ a este, Horacio?”
Horacio: “qué dice la chapa de fábrica?”
Oscar: “4 personas… 320”
Horacio: “320? y metele 300… no sea cosa que suban 310 kilo’ y se caiga… viste los cables de acá, no?”
Oscar: “listo pa!”
Los que le dan mantenimiento:
Carlos: “ok, entonces venís, firmás y te vas… todos los meses!”
Rubén: “en ese pelpa?”
Carlos: “sí…”
Rubén: “ni loco… ponele menos peso…”
Carlos: “sí, no?”
Rubén: “hacé una cosa… poné una persona menos y lo firmo, con 3 no se va a caer…”
Carlos: “listo pa!”
Por las dudas, tratamos de no viajar más de dos personas por viaje… 😉
Más allá de que siempre me cuelgo pensando cosas como esas en el ascensor (sí, estoy casi tan loco como vos!) jaja… debo decirte que este comentario es nada más que para comunicarte los altos niveles de envidia que me da tu foto en el header (qué palabra metí, qué léxico por dios) ahí en la playita con agua más transparente que la Evián. QHDP!!! qué buena ondaaaa!!!
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genial!!!
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